4. El Impuesto sobre el Valor Añadido
La recaudación por IVA se redujo un 11,5% en 2020, hasta los 63.337 millones, lo que supuso una pérdida de más de 8.000 millones respecto a los ingresos alcanzados en 2019.
Los efectos del confinamiento y de otras medidas restrictivas, así como las limitaciones a la movilidad, tuvieron un fuerte impacto en la evolución del IVA bruto, que cayó un 9,4% (Cuadro 4.2). La trayectoria de los ingresos brutos, al no estar afectada por las devoluciones, que incluyen solicitudes correspondientes al año 2019, se ajusta mejor a lo sucedido a lo largo del año, con una abrupta caída en el segundo y tercer trimestres, seguida de un repunte en la parte final del mismo. En la recuperación de los ingresos en los últimos meses de 2020, tuvieron especial relevancia los procedentes de los mayores aplazamientos solicitados, vinculados a las medidas destinadas a facilitar el cumplimiento de las obligaciones tributarias de los contribuyentes. Por su parte, las devoluciones descendieron a menor ritmo (-4,1%), al pagarse en 2020 una gran parte de las mayores solicitudes mensuales del ejercicio anterior, lo que explica que la caída de los ingresos netos superase la de los brutos.
El gasto final sujeto a IVA cayó un 13,3%, diecisiete puntos por debajo del aumento registrado en 2019 (Cuadro 4.1). El descenso es coherente con el parón general de la economía, en un contexto de práctica estabilidad de precios.
El componente del gasto que se vio más claramente afectado por la pandemia fue el gasto en consumo de los hogares, que descendió un 16,3%. Tanto el confinamiento como otras restricciones limitaron intensamente este componente, ampliándose de forma extraordinaria el diferencial entre la evolución de la renta bruta de los hogares y su gasto en consumo (Gráfico 4.1). Este hecho hizo que su peso sobre el total del gasto sujeto perdiera tres puntos en 2020 respecto a la media observada en los cuatro años anteriores (Gráfico 4.2). El gasto de las AA.PP. fue el único componente que mostró una evolución positiva, creciendo hasta el 4,4%, consecuencia del mayor desembolso asociado a hacer frente a los efectos de la pandemia. Por su parte, el gasto en vivienda nueva se redujo un 5,7%, perdiendo casi once puntos respecto a 2019, año que cerró con un crecimiento del 4,9%, tras registrar una desaceleración importante respecto a los crecimientos de los años previos, mostrando una trayectoria coherente con la observada en las transmisiones de vivienda nueva.
El tipo efectivo del IVA se mantuvo prácticamente invariable un año más (-0,4%), sin cambios destacables desde las últimas subidas de los tipos general y reducido en septiembre de 2012 (Cuadro 4.1 y Gráfico 4.5). Hubo cambios normativos que afectaron al tipo en 2020: tipo 0 en material sanitario esencial para combatir el COVID 19 y tipo súper reducido en libros, periódicos y revistas digitales. Pero su impacto, valorado en una pérdida de 301 millones (Cuadro 1.5), no fue suficiente para incidir de forma significativa en la evolución del tipo medio.
En consecuencia, el IVA devengado en el período descendió un 13,6%, tres décimas más que el gasto sujeto. El IVA devengado neto (que se diferencia del anterior porque incluye la variación del saldo que las empresas dejan a compensar de un año a otro) cayó un poco menos, un 13,4%.
El IVA devengado bruto se redujo un 10,8% (Cuadro 4.2), mostrando una desaceleración menor a la registrada por el IVA devengado neto. Así, en 2020 aumenta la relación IVA bruto / IVA devengado respecto a las ratios observadas en los cinco años previos, período en el que se mantuvieron estables, desde que en 2015 se comenzó a liquidar el IVA de Aduanas a través de las autoliquidaciones (Gráfico 4.3).
La caída del IVA devengado bruto fue más intensa en las declaraciones trimestrales, asociadas en mayor medida a actividades más afectadas por el freno de la actividad y el consumo: desde el 3,8% alcanzado en 2019 hasta el -11,5% de 2020. Por su parte, las declaraciones mensuales, que agrupan a las Grandes Empresas, los grupos y otros operadores acogidos al régimen de devolución mensual e IVA de importación, descendieron un 10,4% (3,4% en 2020).
Los ingresos brutos cayeron un 9,4%, casi un punto y medio menos que el IVA bruto devengado. Hay varias razones que explican este menor descenso. De una parte, la propia mecánica del impuesto, que desplaza el ingreso de las declaraciones trimestrales correspondientes al devengo del último trimestre de 2019 (no afectadas por la crisis del COVID 19) al primer trimestre de 2020, a lo que se suma que, desde la entrada en vigor del SII, la mayor parte de las declaraciones mensuales desplazan dos periodos su ingreso en caja. Es decir, la práctica totalidad del ingreso del primer trimestre de 2020 corresponde a devengos de 2019. Y parte de los ingresos del segundo trimestre de 2020 está asociada a devengos aún no afectados por el COVID. Este desfase entre el devengo a ingresar (sin incluir las solicitudes de aplazamiento) y la contabilización de su ingreso en caja se aprecia con claridad en el Gráfico 4.4, que muestra la distinta evolución trimestral de ambas series, y explica que la caída anual del primero alcanzara el 11,9%, frente al -10,7% de los ingresos (Cuadro 4.2; los datos del gráfico se pueden descargar en este enlace).
La otra razón de la menor caída de los ingresos brutos radica en el notable aumento de la recaudación vinculada a los mayores aplazamientos solicitados (13,6%).
Las solicitudes de devolución también se vieron afectadas por el entorno económico, y cayeron en 2020 un 2,9% por el descenso de las mensuales (más relacionadas con las exportaciones), que tras tres años de incrementos medios cercanos al 7%, disminuyeron un 4,4%. Por su parte, las solicitudes de devolución anual (más ligadas a los tipos reducidos a los que venden las empresas de menor tamaño), crecieron un 2,9% (Cuadro 4.2).
Las devoluciones realizadas de IVA cayeron en 2020 un 4,1% (-1,3% las devoluciones anuales y -3,1% las mensuales). La caída de las devoluciones anuales se debe al menor importe solicitado del ejercicio 2019, la mayor parte de las cuales se pagaron en 2020, con un ritmo de realización mayor del alcanzado el año previo. En el caso de las devoluciones mensuales, el descenso se explica tanto por el menor importe solicitado en el ejercicio 2020, al que se suma un menor ritmo de realización, como por el menor importe pagado del ejercicio 2019, tras el adelanto en el pago de estas solicitudes alcanzado el año anterior. También descendieron de forma notable las devoluciones por ajustes forales (-16,3%), lastradas por el parón de la actividad.