3.1. Recaudación tributaria bruta
La recaudación tributaria bruta está constituida por los ingresos efectivos obtenidos en el ejercicio, procedentes tanto de las autoliquidaciones presentadas por los contribuyentes como de las liquidaciones practicadas por la Agencia Tributaria. Responde, por tanto, a un criterio de caja.
La recaudación bruta total gestionada por la Agencia Tributaria en 2019 alcanzó los 266.724 millones de euros, 8.570 millones superior a la alcanzada en el mismo periodo del año anterior (3,3 por ciento de incremento).
El comportamiento de los ingresos brutos, en términos agregados y una vez eliminado el efecto de las medidas normativas (que restan tres décimas al crecimiento de la recaudación bruta), se explica en buena parte por la evolución de la base imponible agregada en 2019, cuyo crecimiento fue del 3,8 por ciento, cuatro décimas por encima del incremento que experimentó la demanda interna (3,4 por ciento).
El contexto económico en 2019 fue de desaceleración. Los indicadores reales generales (PIB, afiliados) fueron moderando su crecimiento según avanzaba el año. Lo mismo se pudo observar en los indicadores construidos a partir de la información fiscal (ventas totales deflactadas y número de perceptores de salarios en las Grandes Empresas y en las pymes societarias), aunque en este caso se apreció que la desaceleración se frenaba en los meses centrales del año. Al mismo tiempo, los precios de consumo crecieron menos que en 2018, con una inflación subyacente suavemente creciente en los últimos meses. Esa misma tendencia a la baja, con una cierta ralentización en el tramo final del año, se reprodujo en los ingresos y se acentuó por el efecto en 2019 de las subidas de salarios públicos y pensiones que contemplaban los Presupuestos de 2018 (con vigencia desde julio de ese año). Esta evolución solo se vio alterada con la presentación de las cuotas positivas de las declaraciones anuales a mitad de año.
Si se atiende a los ingresos brutos por figuras, la recaudación por IRPF aumentó un 6,2 por ciento y, si se elimina el impacto de las medidas normativas, el crecimiento sería del 7,5 por ciento. Esta tasa fue el resultado, principalmente, del fuerte incremento de las retenciones del trabajo y de los ingresos brutos procedentes de la declaración anual. Las retenciones del sector privado crecieron a buen ritmo, a pesar de la moderación del empleo y de la disminución del tipo a las rentas más bajas, y las del sector público aumentaron por las subidas de salarios públicos y pensiones. También crecieron con intensidad (aunque su repercusión en el crecimiento del impuesto es menor) los pagos fraccionados de las empresas personales, un 7 por ciento.
Los ingresos en el Impuesto sobre Sociedades decrecieron un 3,3 por ciento, siendo el hecho más destacado el considerable descenso de los pagos fraccionados (-6,3 por ciento), en parte como consecuencia del elevado aumento que se produjo en 2018, concentrado en un pequeño colectivo de grupos. La caída se compensó en parte con el crecimiento del 10 por ciento en los ingresos procedentes de la declaración anual de 2018, liquidada en 2019.
En el Impuesto sobre la Renta de No Residentes los ingresos también registraron caídas, en este caso del 6,2 por ciento, debido a los altos ingresos que se registraron en 2018 en la declaración anual del impuesto y a la menor recaudación en concepto de actas de inspección.
En el caso del IVA, los ingresos brutos se incrementaron un 3,6 por ciento, con un aumento algo mayor en las pymes (4 por ciento) que en los ingresos de las Grandes Empresas y de la importación (3,3 por ciento). En ambos casos el crecimiento se fue moderando a lo largo del año, en línea con la evolución de las ventas y de la inflación.
Los ingresos por Impuestos Especiales aumentaron un 5,1 por ciento, pero solo gracias a la inclusión de la antigua tarifa autonómica en la tarifa especial del Impuesto sobre Hidrocarburos. Sin esta aportación ni el resto de cambios normativos, los ingresos habrían disminuido un 0,7 por ciento. En el Impuesto sobre Hidrocarburos la recaudación (sin cambios normativos) creció un 0,2 por ciento. El crecimiento fue pequeño porque también lo fue el aumento de los principales consumos (gasolinas y gasóleo de automoción); además de esto, otros productos, con menor peso, vieron reducido su consumo. Los ingresos por el Impuesto sobre Labores del Tabaco disminuyeron por tercer año consecutivo. La recaudación se situó en su nivel más bajo desde el año 2007. En el Impuesto sobre la Electricidad el aumento de los ingresos fue del 1,8 por ciento, por debajo de los registros de los años anteriores. A los negativos resultados en el consumo de electricidad se unió la caída de los precios en la parte final del año al compararse con un período de repunte de los mismos en 2018. La recaudación por el Impuesto sobre el Carbón quedó reducida casi a la mitad como consecuencia, principalmente, de los efectos indirectos del RDL 15/2018, que eliminó el Impuesto sobre Hidrocarburos para el gas natural utilizado en la generación de energía eléctrica e hizo menos competitivo el carbón. También han podido tener efecto este año las intenciones de abandonar progresivamente esta forma de producción anunciadas por las grandes operadoras. Finalmente, los ingresos en el conjunto de impuestos relacionados con el alcohol (Alcohol y bebidas derivadas y Cerveza) aumentaron un 0,9 por ciento, sobre todo por el incremento en el consumo de cerveza.
Finalmente, en relación a las tasas y otros ingresos (Capítulo III), la recaudación bruta creció un 10,2 por ciento, gracias a los buenos resultados de las tasas y, en particular, al incremento de los ingresos en el Canon por el aprovechamiento de aguas continentales para la producción de energía eléctrica, con un bajo rendimiento en 2018 a causa de la sequía de 2017 (el canon se liquida al año siguiente).
Cuadro nº 12. Recaudación tributaria bruta total Nueva ventana (Anexo).